martes, 5 de enero de 2010

Adiós, cantante de América


Sandro fue un ídolo de la balada romántica latinoamericana. Su muerte, el pasado 4 de enero, siembra en la historia musical del continente otro nombre inolvidable, que algunos comparan en su natal Argentina con el mismísimo Carlos Gardel.

Aunque poco conocido para las nuevas generaciones, este canta-autor argentino marcó una era en la historia musical de todo el continente, al traspasar las fronteras en sus más de 50 discos de acetato y varias películas basadas en su cancionero. Tuvo un estilo propio que combinaba baile sensual, maquillaje, traje exótico, pelo largo, e inolvidables canciones: Quiero llenarme de ti; El maniquí; Rosa, rosa; Una muchacha y una guitarra; Te propongo; La vida sigue igual...

Roberto Sánchez, nombre de pila de Sandro, nació en un barrio popular bonaerense en 1945. De joven fue carnicero y repartidor de tienda, aunque su vocación musical lo llevó a estudiar guitarra y a empecinarse en ser cantante.

Empezó su carrera interpretando en español éxitos de Elvis Presley y Paul Anka, ídolos del rock en los años 60. Con el grupo “Los de fuego” logró romper las ataduras moralistas de la burguesía argentina, que al igual que en muchos países, trataban de frenar el impulso a las libertad de expresión, condenando sus “movimientos obscenos y pornográficos” del baile del rey del rock, que el joven Sandro imitaba en los escenarios y en los programas de televisión. Esta reacción de los dueños del poder en el país sudamericano los llevó hasta la censura a sus presentaciones, que un animador muy popular, Pipo Mancera, rompió amenazando con renunciar, con lo cual se levantó el veto. A su manera, Sandro avanzó un paso en el cambio de los años 60, común a nuestros países y a la época, virajes profundos en el comportamiento social, sobre todo de los jóvenes: el baile sin acartonamientos, la minifalda, el cabello largo en los hombres, el vestido informal y colorido , la liberación sexual, el amor y paz, el rechazo a la guerra de Vietnam…
El artista superó el primer escollo y creó un estilo propio de cantar y actuar sus interpretaciones, por lo cual fue llamado “El Gitano” o “El Puma”. Sus canciones traspasaron las fronteras hasta convertirse en un ídolo en muchos países del continente. Su presentación más exitosa fue en el Madison Square Garden de Nueva York, en 1970, con dos conciertos que lo convirtieron en el primer latinoamericano en llenar el legendario escenario.

Sus seguidoras en Argentina son el club de fans más antiguo del mundo: “Las nenas de Sandro”, un grupo de mujeres que lo siguieron durante años en sus presentaciones, en su boda no hace muchos tiempo, y en su minuto final, en el multitudinario funeral celebrado en la capital argentina, con la velación en el Salón de los pasos perdidos del Congreso, un lugar destinado a rendir homenaje a personajes destacados.

Grabó más de medio centenar de álbumes, con más de 20 millones de copias vendidas. Su primer éxito fue el disco Sandro de América (1969). Incursionó en el cine en 13 películas, como “Quiero llenarme de ti” y “La vida continúa”.

Adiós baladista, ídolo del siglo XX.

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