En memoria de Carlos Montemayor
Los poetas a veces se van.
Un día envuelven su voz y su palabra
se llevan sus ojos
desandan sus versos y sus pasos
deshojan sus libros y los lanzan al viento.
Los poetas se van de la mano de sus letras
dejan una estela en el aire
y un verso enlazado en las nubes.
Una huella en los hombres los acompaña en silencio.
Los poetas se van a una lejana cercanía
Se llevan sus huesos a donde quiera
y dejan su alegría sembrada en las voces que los cantan
Los poetas se van
y no regresan sino cada tarde
cada noche
o al alba
cuando nuestros ojos vuelven a sus versos
A veces cantan en lenguas extrañas
o entonan melodías que no entendemos:
Cantos que no hace falta entender.
Los poetas se van y no les decimos adiós.
Volverán con sus poemas
estarán en sus libros.
Esos poetas somos todos
y no morimos, cantamos,
y lloramos cuando es preciso.
Los poetas se van y con ellos nos vamos
para no volver nunca.
Los poetas no viven sólo en la biblioteca
Los poetas que se van viven en nuestra voz.
Lo único eterno es la poesía
o los cantos que se tejen cada noche o cada mañana.
Adiós poeta, hasta siempre tu poesía.
Febrero 28 de 2010
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