viernes, 29 de junio de 2012

Can


Dibuja con su cola piruetas en el aire,
dedicadas a mi sonrisa y mi alborozo.

Sale disparado ladrando a la luna.

Me imita:
sólo que mis voces son palabras escritas
y dejo caer la noche en el papel.

Este prado abierto donde perfila su nevado lomo
es para mi amigo la única prueba de libertad.

Corremos bajo la tarde
        en busca de aliento
                para no parar nunca.

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